COLGAR O DOBLAR: ESA ES LA CUESTIÓN

Una de las cuestiones más tratadas en la organización, es la forma de guardar nuestra ropa.

Tomar esta decisión, al margen de los gustos de cada uno, va a venir dada por una serie de factores, que  vamos a tratar en este entrada para ayudaros a inclinar la balanza en una u otra posición.

A todos se nos vendrá a la cabeza como factor primordial el espacio.

 Así es, pero como en nuestra forma de ver la organización la persona es lo esencial, vamos a partir de este factor.

FORMA DE VER LA VIDA

A cada persona su organización.

El modo de afrontar la organización de nuestra ropa va a depender ¡y de que modo!, de la forma de ser de cada uno.

8-Organizar no es una ciencia exacta y por ello, las reglas no pueden ser igual para todos, ni en su origen ni en su proceso posterior.

A una persona descuidada le hemos facilitar de forma más sencilla a la par que exhaustiva la organización, ya que sus necesidades no serán las mismas que otra persona mas perfeccionista y ordenada.

Doblar y colgar no implican el mismo esfuerzo y compromiso.

Doblar es complicado, ya que si no lo hacemos bien, la ropa quedará arrugada y ocupará más espacio del deseado.

Por tanto, y a modo general sin entrar en mayores valoraciones (ya tendremos tiempo para ello):

  • A una persona desordenada, distraída o poco dada al detalle, una organización de la ropa a base de perchas le facilitará su día a día.
  • A una persona más ordenada, ambos sistemas le vendrán bien, porque pondrá sus cinco sentidos en ello.

CIRCUNSTANCIAS QUE RODEAN A LA PERSONA

TIEMPO

Todos sabemos que lo bonito seria dedicarle unas líneas a la vida sosegada. Y es que ahora se lleva el slowly, en todo. A primera vista genial pero, no del todo real.

El día a día de la mayoría de la gente no es así, por muchos libros, blogs y gurús que nos digan lo contrario.

Si tienes tres niños, trabajas y el reloj, por más que se lo supliques, no concede ni una hora más al día, necesitas una organización diaria rápida, sencilla y eficaz.

Y esa organización no puede pasar por planchar (ahora trataremos este tema tan peliagudo), doblar y colocar las cosas a la perfección.

Colgar es fácil, (hay que hacerlo bien eso sí), pero mucho más sencillo que andar doblando.

Como dirían los universitarios cuando empiezan a trabajar: la teoría es fácil pero la práctica no tiene nada que ver con lo aprendido.

SI SOMOS VARIOS

En este caso la cosa, ya hemos visto que se complica, mas gente, más ropa, menos tiempo, uffff.

Es cierto que lo propio sería que enseñásemos a cada uno a ser organizado con su ropa, pero no nos engañemos, no van a lavar, planchar y doblar la ropa siempre. A veces porque sean demasiados pequeños, otras porque no tienen  tiempo o simplemente, porque no acaben de compartir nuestra pasión por la organización.

El  hecho de que nosotros hayamos optado por aprender a organizar, no significa que sea el mejor momento para que el resto de las personas que conviven con nosotros lo hagan también.

Palabras como imponer u obligar están desterradas de nuestro vocabulario.

El tiempo y el ejemplo serán nuestros mejores aliados

Somos muchos los que, cuando miramos la plancha, no la vemos como un pequeño e inocente  electrodoméstico, sino como una máquina infernal, que despierta en nosotros dos sentimientos: un pánico atroz y una pereza infinita.

Planchar es un arte y como tal, requiere pericia, paciencia y perfección.

Lo habitual es pasar la plancha rápido, (lo que se entiende como llevar un planchado), para quitar el mayor número de arrugas en el menor tiempo posible y lo menos frecuente, es pasarnos horas casando costuras, estirando y repasando para conseguir un buen planchado.

Y la diferencia en el resultado, estriba en guardar la ropa evitando que se hagan más arrugas o se acentúen las que no hemos conseguido quitar, o tener la ropa planchada, con tal perfección, que nos permite un mejor guardado, aunque procurando que se mantenga para poder ir hechos un pincel por la vida.

Pues bien, si conjugamos todo lo dicho en los apartados anteriores (personalidad, familia, tiempo…) cada uno se situará en una de las posiciones descritas y en base a ello decidirá si es más práctico colgar la ropa (claramente la opción primera) o  doblarla y guardarla en muebles, cajones o cajas (segunda opción).

Tal vez sea el condicionante más obvio.

Aquí será de vital importancia el material y la calidad de la prenda a la hora de tomar una decisión.

Hay telas que se arrugan con la mirada y si las guardamos dobladas, corremos el riesgo  de, que a la hora de cogerlas, estén arrugadas e incluso se puedan estropear.

Hay otros materiales más prácticos que no se arrugan, ni siquiera al lavarlos, permitiendo ser doblados y desdoblados para su uso sin ningún problema.

Será el condicionante más fácil, porque no dependerá de la ropa, ni de nuestras habilidades, sino que nos vendrá impuesto por el tamaño del lugar que tengamos para guardar nuestra ropa.

  • Si tenemos armarios amplios, con interminables barras de colgar, podremos colocar a placer nuestras prendas.
  • Si contamos con poco espacio, no nos quedará más remedio que echar mano de cajoneras o contenedores, para guardar nuestra ropa allí donde encontremos un lugar para ello.

Esa es la teoría inicial, pero veremos que en la práctica según la opción que más nos convenga, existen un montón de ideas para adaptar el espacio a nuestras necesidades.

Deja un comentario

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar