NUESTRO PASILLO: UN PASEO ENTRE LAS NUBES

Para comenzar esta serie de entradas, os invitamos a hacer varios experimentos.

A veces cuando vamos paseando por un sendero estrecho, entre árboles, nos olvidamos de disfrutar de la belleza a cada paso, concentrándonos sólo en llegar lo antes posible al final del camino, a lo que marcamos como destino.

 Caminamos, sin ser necesario, tan deprisa, tan sumidos en nuestros propios pensamientos, que nos olvidamos de apreciar el paisaje que nos rodea, contemplar el cielo, observar los vivos colores de la naturaleza, llenar nuestros pulmones de aire fresco, en definitiva disfrutar del camino sin esperar más allá, sin buscar el final.

 Vayamos ahora a nuestro hogar.

Situaros en vuestro pasillo y comenzad a andar por él con los consejos que os acabamos de dar.

No os plantéis llegar al final, a la puerta que os espera al final del camino, simplemente limitaros a andar por él, como si fuera un sendero, contemplad el techo (cielo), las paredes (árboles y matorrales), respirad tranquilos disfrutando de todo aquello que está dispuesto a vuestro alrededor.

 ¿Os sentís a gusto?

¿Disfrutáis del paseo?

¿O estáis deseando llegar a la puerta más cercana y salir corriendo?

 

Si tenéis niños pequeños (tampoco los más peques), pedidles que recorran el pasillo solos, sin nadie que les acompañe.

 Os encomendamos dos tareas:

  • Medid el tiempo que tardan en hacerlo .
  • Analizad su rostro al finalizar el recorrido.

Analicemos los resultados: ¿batieron un récord en la carrera?, ¿vislumbrasteis un cierto gesto de pánico a la par que un suspiro de alivio al haber terminado?.

 No se vosotros, pero aún recuerdo el pasillo de mi casa cuando era niña. Cuando recorrerlo se me antojaba interminable, tan largo, tan oscuro, la carrera no era una opción, ¡era un motivo de supervivencia! .

Coged una silla, situadla en medio del pasillo y sentaros en ella mirando a vuestro alrededor. 

 Puede que paséis un rato agradable contemplando ese cuadro que tanto os complace, riendo al recordar un divertido viaje reflejado en una serie de bellas fotografías o recorriendo la mirada en la hilera de libros de misterio, situados en la estantería, que tantas veces os han propiciado una confortable lectura nocturna.

Pero también puede que llevéis cinco minutos mirando al techo, sin nada especial que contemplar y pensando en lo absurdo que resulta este experimento.

Nuestro pasillo a examen

 Pues bien, con toda esta batería de pruebas la evaluación al paciente ha finalizado, os toca poneros la bata de médico y emitir un correcto diagnóstico sobre vuestro pasillo.

 Tal vez, necesite un tratamiento urgente para dotarle de belleza, armonía y movimiento.

Que no os preocupe esto, si la aceptáis, os echaremos una mano.

Da igual que sea largo o corto, ancho o estrecho, recto o sinuoso, el pasillo es una parte muy importante de la casa.
Se tiende a considerarlo como accesorio, cuando en realidad es una estancia más de vuestro hogar y así habréis de tratarlo.

 El pasillo se asemeja al tronco de los árboles, al tórax del cuerpo humano, es vital porque conecta todas las partes, porque por él circula la savia, esencial para la vida.

 Y por ello, no debemos descuidarlo. Dediquémosle un tiempo a estudiar sus posibilidades, según sus características, en muchas ocasiones podrá ser un potente aliado para nuestra organización, en las menos no podremos sacar ese provecho de él, pero eso, no significa que lo descuidemos, pues ya por el hecho de ser vía de conexión en nuestra hogar merece darle todos los cuidados en cuanto a luz, color y decoración. 

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