Cuando estamos pasando una mala racha y nos invade la tristeza o un ligero estado de decaimiento, podemos probar a introducir pequeños cambios en nuestra persona: un corte de pelo diferente, estrenar un vestido o quitarnos la barba que nos acompañaba desde hace siglos; en muchas ocasiones actos tan sencillos nos harán sentir mejor.
Es solo soplar una ligera brisa de cambio en nuestra vida y ya nos encontramos más optimistas .
Tal vez porque así sea la vida, siempre en movimiento lo queramos o no, por eso tras un día negro seguirá un día luminoso y tras un tristeza que parecía infinita, se esconde una sonrisa envuelta en papel de regalo para todos y cada uno de nosotros.
Las casas al igual que las personas necesitan cambiar, respirar aire nuevo de vez en cuando.
Cuando compramos la casa decidimos decorar, pintar, dar prioridad a un color en nuestro salón.
Durante años cada vez que entramos en la estancia nos parece el lugar más acogedor del mundo, nuestro trocito de cielo en la tierra.
Pero pasan los años y mientras estamos sentados en el sofá, damos vueltas a un cambio. Aprovechando que hay que pintar o sustituir un mueble por desgaste acabamos cambiando su mobiliario, su colocación, sus adornos… algo que nos sugiera un aire nuevo.
Y de pronto vuelve a ser nuestro salón acogedor, cambiado, pero de nuevo nuestro trocito de cielo.
Este cambio no solo se limita a los muebles, a la distribución o a la decoración de la casa, sino también a la organización.
No hay organización infalible y eterna, lo que hoy vale mañana quizá no tanto.
Circunstancias personales:
La vida cambia y nosotros cambiamos con ella.
Lo que hoy es imprescindible mañana puede no serlo tanto. Eso no significa que haya perdido importancia, simplemente que en ese momento puntual deja de ser una prioridad para nosotros.
La edad
A cada edad su organización, eso es algo obvio no necesita demasiadas aclaraciones.
En cada etapa de nuestra vida y de la gente que nos rodea, tendremos que planificar una organización que se ajuste a la necesidades de esa etapa. Jugar, estudiar, trabajar, la ropa, los accesorios…todo irá cambiando.
Algunas cosas nos acompañaran durante toda la vida y otras se despedirán de nosotros en un momento dado.
Cuando uno más uno son dos, o tres, o cuatro…
No podemos planificar de la misma manera la organización de un piso, de una habitación o de un armario, para una sola persona que para dos o más.
Si vivimos solos por pequeña que sea nuestra casa, podremos organizar a nuestras anchas según nuestros gustos y necesidades.
Pero de repente, alguien entra en nuestra vida y lo que antes era sencillo en esto de la organización, se acaba complicando por dos razones en concreto:
- Donde antes cabían las pertenencias de una sola persona ahora tienen que contener las de dos.
- Lo más importante y quizás lo más complicado: llegar a una acuerdo con la organización.
Si esto os parece un salto al vacío….tranquilos ¡la cosa se pondrá peor cuando lleguen los críos!.
La experiencia es un grado:
Como se suele decir en esta vida, a cada paso que damos aprendemos algo nuevo.
En la organización pasa lo mismo, una vez empezamos a organizar cada día vamos teniendo nuevas ideas, llegan a nosotros trucos, ideas, teorías que nos parecen interesantes y acabamos aplicando a nuestra organización.
Organizar le dará un nuevo aire a nuestra casa, la proyectaremos según nuestras necesidades, pero también según nuestro estado de ánimo, gustos y preferencias.
Aquí va un consejo sobre la decoración, que aún no siendo nuestro terreno, está íntimamente ligado a la organización.
Cambiar siempre es positivo y no dejemos que el dinero sea un hándicap para conseguirlo.
- Un simple cambio de sitio de nuestros muebles puede hacer que nuestra casa parezca otra.
- Y si nos lo podemos permitir, algo tan sencillo como contar con dos juegos de cortinas o varios cojines diferentes para el sillón que podamos ir alternando, cambiarán el color y el aire de nuestra casa sin haber invertido demasiado dinero en ello.