LAS ESTACIONES DE LA ROPA (II)

Consecuencias de los fallos cometidos en el cambio de temporada

En la entrada LAS ESTACIONES DE LA ROPA (I): Fallos que se suelen cometer con el cambio de temporada repasamos, mediante ejemplos prácticos, cuales son los fallos más comunes que se cometen cuando se lleva a cabo el llamado ¨cambio de armario¨.

Repasemos cuales son y que resultados conllevan, fijaros que en muchos casos un fallo lleva a otro o a varios, con lo que el resultado catastrófico tiende a multiplicarse exponencialmente.

1 PRECIPITACIÓN

Hay tres situaciones bastantes frecuentes que dan lugar a la precipitación ¨en nuestro cambio de armario¨:

A) Es muy usual que, tanto en otoño como en primavera, al primer atisbo de cambio de tiempo nos entre el ansia de comenzar cuanto antes con el cambio de ropa.

B) A veces nuestra vida está llena de ocupaciones, bien sean familiares, laborales o de ocio. Esto provoca que nuestro calendario esté planificado al minuto y se nos haga muy difícil el cambio de ropa. Hay que tener en cuenta que a priori, (intentaremos, al final de esta serie de entradas, que vuestro pensamiento haya cambiado), este cambio supone una gran cantidad de tiempo y esfuerzo adicional a nuestro día a día, por eso, aunque no haya llegado el momento climático adecuado para llevarlo a cabo, ante un puente o unos días libres nos programamos el cambio para ¨quitarnos el marrón cuanto antes¨.

Estas situaciones tienen resultados que enlazan con otros fallos:

  • Hacemos el cambio demasiado rápido y cuando el clima da marcha atrás, no tenemos nada que ponernos, es decir, falta de disponibilidad.
  • No nos fiamos del cambio de tiempo y aunque empezamos a sacar prendas de la temporada que viene, dejamos también parte de la pasada. Por lo que corremos el riesgo de mezcla y amontonamiento de ropa.

C) Ante la falta de tiempo y ganas, lo vamos posponiendo y cuando nos queremos dar cuenta ya se ha instalado para quedarse el frío o el calor, según la estación en la que nos encontremos, y no hemos hecho el cambio de armario, lo que nos lleva a hacerlo de forma precipitada y sin ningún tipo de criterio, conllevando dos fallos e incluso, si os paráis a pensarlo, tres.

  • La falta de disponibilidad de la ropa adecuada a cada estación.
  • Al hacerlo de forma precipitada nos encontramos con el segundo fallo: la mezcla. No nos ha dado tiempo a guardar la ropa de invierno, por tanto, ambas conviven en el armario o bien, descansan plácidamente amontonadas en un butaca de la habitación, lo que nos lleva de forma vertiginosa al tercer fallo, amontonamiento. Amontonamiento y mezcla que pueden convivir, si empezamos demasiado tarde en el tiempo y nos puede la pereza, hasta la siguiente temporada.

2 AMONTONAMIENTO

Llevados por la precipitación, (a la que ya hemos hecho referencia), por la pereza y sobre todo por la falta de planificación en la organización del cambio de ropa de temporada, podemos encontrarnos en distintas estancias de nuestro hogar, auténticas columnas de ropa apilada.

Estas columnas al margen de dar una imagen desorganizada de nuestro hogar y suponer un problema de limpieza del mismo, conllevan los consabidos fallos:

Mezcla

Al final, verano e invierno cohabitan en el armario y por ende en nuestras columnas de nueva construcción. Vamos utilizando ropa de la nueva temporada, pero al no estar todavía ubicada en nuestro armario o cajones, acaba sepultada en una montonera, donde probablemente haya ido a parar también la ropa de la temporada anterior.

Hay que decir que dentro de este caos, hay personas que al menos hacen dos montones diferentes, según la temporada que sea, no es un consuelo porque sigue siendo indicio de falta de organización pero al menos facilita bastante las cosas.

Falta de disponibilidad

Tanto si la ropa está mezclada como si está en montones separados por temporada, encontrar la ropa de la que queremos disponer será un triunfo. Si logramos dicha proeza nos encontraremos, en la mayoría de los casos con la ropa arrugada, por tanto, nos tocará plancharla deprisa y corriendo si la queremos lista para poner. En definitiva, la ropa no estará disponible cuando lo necesitemos y en el momento de hacer la colada y planchar no tendremos hueco donde ubicarla después.

3 MEZCLA

  • No nos detendremos demasiado en este fallo, ya que viene a ser resultado de los mencionados con anterioridad (precipitación y amontonamiento).
  • Provoca problemas de falta de disponibilidad ya que estarán mezcladas las prendas de una y otra temporada.

Tened en cuenta que cuanto más mezclada esté la ropa, también será mayor la dificultad a la hora de intentar organizarla con el fin de guardarla en su sitio correspondiente, tanto la de temporada que lavemos y planchemos para ponernos, como la que queremos almacenar por estar fuera de estación.

4 FALTA DE DISPONIBILIDAD

El error final fruto de todos los anteriores. Choca contra la esencia del denominado ¨cambio de armario¨.

Si lo pensáis detenidamente, al final lo que pretendemos con todo el ajetreo del cambio de ropa de temporada es tener disponibles y en perfecto estado nuestras prenda de cada temporada.

Y aquí es donde queríamos llegar con esta entrada y la anterior,( LAS ESTACIONES DE LA ROPA (I): Fallos que se suelen cometer con el cambio de temporada.)

El fin último de la organización del cambio de ropa de temporada (¨cambio de armario¨) es tener nuestra ropa correspondiente a cada temporada siempre disponible.

Podríamos empezar dando consejos e ideas sobre como guardar la ropa, pero de nada serviría si primero no entendemos cual es la finalidad que buscamos. Y a ella sólo podemos llegar viendo cuales son nuestros fallos y que consecuencias conllevan.

En nuestra siguiente entrada, una vez detectados los principales fallos y sus consecuencias, vamos a tratar de encontrar un método que aúne varios conceptos:

  • Tiempo
  • Espacio
  • Practicidad

Y todo ello, basado en dos pilares fundamentales, que siempre nos acompañan:

  • La previa planificación.
  • La adaptación posterior del método a cada persona (según sus preferencias, circunstancias y su entorno actual).

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